«Nadie puede salvarte de tus miserias…»
Una bonita tarde fría, muy fría de invierno, fui a ver a un amigo del alma, con la buena suerte de poder coincidir además con otra gran amiga del alma suya: Puy. No nos conocíamos, nunca nos habíamos visto antes (ella vive en las islas) pero sí habíamos escuchado hablar de nosotras muchas veces.…